miércoles, 10 de febrero de 2016

MARTE

Estamos en el mes de los Oscars y la gente va haciendo sus apuestas sobre quién se llevará a casa una estatuílla el 28 de febrero. Así que he pensado dedicar varias entradas a hablar sobre algunas de las películas candidatas a conseguir algún premio.

Empiezo hoy hablando de Marte (The Martian), la película de Ridley Scott protagonizada por Matt Damon. Opta a varias de las nominaciones más importantes, como son mejor película, mejor actor y mejor guión adaptado, además de, por supuesto, categorías técnicas como efectos especiales, sonido y diseño de producción.

Está claro que el director no recupera el nivel de sus obras de culto, Alien y Blade Runner. Aún así es una cinta entretenida que mantiene un buen ritmo durante las dos horas y media de metraje. Está basado en una novela de Andy Weir y dicen los críticos expertos que han conseguido llevar un buen reflejo de esta a las salas de cine, si bien se han tomado algunas licencias para hacer el film más llevadero.

Por si alguien no lo sabe, empecemos explicando la trama: una nave de la NASA durante una misión en Marte, se ve obligada a regresar precipitadamente debido a una tormenta de arena (según los científicos este comienzo sería uno de los fallos, porque no es posible que se produzca una tormenta de esas dimensiones). El astronauta Mark Watney es dado por muerto cuando en realidad ha sobrevivido, y tendrá que ingeniárselas para sobrevivir mientras espera que le rescaten.

Ya que la película trata de una persona que se encuentra sola en otro planeta, la actuación de Matt Damon resulta vital para la buena marcha del guión. Yo resaltaría la escena en la que se le queda un trozo de metal en el estómago, es el momento en el que sentí más empatía con el actor y sufrí con él.

No  sé si para que no resulte tan duro, el guión está salpicado continuamente de chistes y bromas, inolvidable el momento "ironman", mezcla a partes iguales de humor e irrealismo. De hecho se llevó el globo de oro a la mejor película comedia.

La sala agradecía estos gags así que no deben de haber sido mala idea del todo, pero para mi le quitaban protagonismo a la idea principal del argumento: la angustia de la soledad. En este punto, se me ha quedado muy floja. Teniendo en cuenta que estás viendo a un hombre al que han dejado abandonado en un planeta desolado, esperaba ver desesperanza, angustia, sufrimiento... algo más crudo que un MacGyver del espacio que afronta todo con un buen humor que raya la exasperación.

Aunque parezca comedia, estamos ante una película de ciencia ficción, que tiene mucho de ciencia. Es por esto que se esfuerzan en explicarnos las cosas, todas las cosas. Para que no resulte tan forzado, han convertido a Matt Damon en vlogero, que está muy de moda, y así nos pasamos media película viendole explicar a la videocámara cómo se cura a sí mismo, produce agua, cultiva patatas, arregla vehículos de la NASA...lo que queda claro es que para entrar en la estación espacial tienes que dominar la medicina, la botánica, la astrofísica, la química y un largo etcétera.

Si algo hay que destacar, es la fotografía y el realismo de los paisajes, porque la recreación de Marte está muy lograda. Han mezclado imágenes de ordenador con otras rodadas en Jordania, donde existe un desierto rojo, y el efecto conseguido es impresionante, uno de los puntos en los que gana el verla en pantalla grande.

Como apunte, por si alguien no ha caído en la cuenta, Matt Damon es un chico que sale muy caro...¡al menos en sus películas! Han hecho el cálculo de lo que habría costado rescatarle de sus apuros en todas ellas, y la cifra alcanza los 900.000 millones de dólares en un total de ocho películas.

En resumen, una película correcta a nivel técnico, con espacios patrocinados por la NASA y entretenida para el común de los mortales, que es lo que la mayoría busca. Pese a todo, y siempre en mi humilde opinión, no merece el premio gordo del óscar a la mejor película.